Muero y sin embargo
respiro.
Callo y sin embargo
grito.
El duelo es un encierro
y no encuentra salida,
como una flor marchita
entre las hojas vivas
de lágrimas de tinta.
Muero y sin embargo
respiro.
El camino no encuentra
destino
como las heridas abiertas
en la piel remendada.
Cae la fría y oscura
noche,
la muerte por fin
ha vencido.
Con la mortaja de
otoño
su cuerpo descansa
entre cipreses,
de todas sus batallas.
SZM